Hace rato rompimos el pacto de silencio, no creemos ya, porque lo aprendimos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que haya lugar para que los fascistas, ahora vestidos de jueces, nos vengan a decir que nos aniquilan porque “algo habremos hecho”. Pero sí, hicimos algo, Cristina Fernández de Kirchner no duda en declarase culpable de ello: algo hicimos, estamos siempre del lado del pueblo.
No hay novedad. Eso que llaman la grieta no es más que lo que Marx definió como diferencia de clase. Una diferencia que se expresa no solo en nuestra condición económica, sino que marca todas las instituciones, manteniendo la distancia entre los que se creen patrones y los que no quieren ser objetos que se compran y se venden por migajas.
Que lxs pobres no piensen, que lxs pobres no opinen, que no osen defenderse de la injuria y la ignominia. Que solo reproduzcan la fuerza de trabajo, la que se compra en condiciones más o menos rentables para los dueños de la nada.
Como dijo Cristina Fernández de Kirchner, esta injuria (porque juicio es otra cosa) que ella enfrenta hoy, no es contra ella. Es para disciplinarnos a todxs. A lxs otrxs, a lxs negrxs, a las travas, lxs trans*, a los putos o las tortas, a lxs laburantes, a lxs pibxs, a los movimientos feministas, a lxs estudiantes… A cualquiera que ose cuestionar el statu quo de esos tribunales y de la clase a la que ellxs representan, a todxs lxs que ya venimos viendo a esa (in)justicia patriarcal que finge neutralidad. (Renunciamos a la neutralidad, la neutralidad son los reyes magos). No hay neutralidad, menos objetividad, en esos estrados. Como no debe haber neutralidad en nuestra lectura de este contexto… Ante la injusticia, ante la injuria, no hay lugar para no tomar partido. Porque o se está con lxs que oprime o se está con quienes están siendo oprimidxs.
Antes fueron las juntas militares, hoy son las juntas judiciales y mediáticas en toda Latinoamérica. Vienen por nosotrxs, no por ella, como no fueron antes solo por Eva y por Perón.
Antes fueron las juntas militares, hoy son las juntas judiciales y mediáticas en toda Latinoamérica. Vienen por nosotrxs, no por ella, como no fueron antes solo por Eva y por Perón. Vienen por nosotrxs, por quienes avanzamos en derechos. Por quienes renunciamos a la complicidad heterocispatriarcal y capitalista. Por quienes no miramos a otro lado mientras se llevan a otrxs, mientras se concreta el exterminio.
Sólo el pueblo salvará al pueblo. Por eso no van por CFK sino por nosotrxs y por quien condense, como hoy le toca a Cristina, ese amor inconmensurable del pueblo para el pueblo.
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