Noemí tenía 30 años cuando decidió dejar la producción de un canal de cable para sumarse a la redacción de una publicación que admiraba, pero en la reunión con el director se sorprendió: lo primero que le planteó fue si pensaba quedar embarazada. A María nadie le preguntó por su planificación familiar pero, siendo una joven periodista que cubría política, tuvo que demostrar que como mujer estaba a la altura de las circunstancias en un ámbito tradicionalmente atribuido a los varones: llegó a pararse arriba de un escritorio para conseguir que sus colegas la escucharan. Y, aunque pasaron más de veinte años de ese día, Sonia todavía recuerda —sin entender cómo se quedó sin palabras— cuando un jefe, en reunión de sumario y sin relación con nada de lo que se venía discutiendo, le preguntó si ella era de las que lloran cuando acaban.
Muchísimas, demasiadas, mujeres cisgénero y personas trans que trabajan en radios, canales de televisión o redacciones viven escenas de violencia como estas. Por eso, cuando el 10 de junio, el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Equidad de Género en Medios de Comunicación, las redes sociales de miles de comunicadoras de todo el país se llenaron de manifestaciones de alegría y, sobre todo, de satisfacción por el legado que representa para las colegas que vienen llegando.
“El mayor impacto lo vamos a ver en los medios públicos y eso ya es un cambio fundamental porque significa democratizar los medios desde adentro, una tarea que estaba pendiente desde hace tiempo”, dice Claudia Acuña, directora de la cooperativa de comunicación y arte La Vaca. Claudia es autora de la novela No estás sola (Planeta, 2020), una de las impulsoras del colectivo Periodistas Argentinas. Cuando quedó embarazada a Claudia le quitaron la firma y el cargo: trabajaba en Página 12 y fue castigada, concretamente su jefe le dijo que a partir de ese momento sus prioridades iban a ser otras y que cuando su hijo tuviera fiebre ella no iba a estar en la redacción. Todo un cliché, pero tan dañino. Finalmente renunció y pudo entrar a un puesto mucho mejor, tanto que su crecimiento profesional posterior la condujo a Clarín para crear la revista Viva y formar parte de la transformación digital del diario. “Yo, personalmente escalé y pude tener una experiencia profesional y gerencial maravillosa, pero cuando hoy, treinta años después, escucho que a una periodista la vuelven a castigar por ser madre, relegándola de su puesto al volver de su licencia o quitándole oportunidades de desarrollo, me vuelve al cuerpo el dolor que yo viví en ese momento. Nadie más tiene que pasar por esto. Y lo importante es que hoy, a diferencia de aquellos años, no estamos solas, estamos organizadas”, manifiesta Claudia.
Nancy Pazos estuvo en la Cámara Baja junto con un grupo de periodistas siguiendo minuto a minuto la votación. En su editorial de Ruleta Rusa, el 11 de junio, narró los vaivenes que pusieron en peligro la sanción de una ley que estaba lista para salir como por un tubo: ya venía con voto unánime y con dictamen de la comisión bicameral del Senado, con acuerdo de todas las bancadas, pero los dueños de los medios de comunicación, enterados en la fecha de la inminencia de la votación, presionaron para que la ley no salga. “Las mismas diputadas que el día lunes se habían comprometido en mi cara y en la de María O'Donnell en persona, se dieron vuelta”, relata Nancy y expresa: “Karina Banfi me dio vergüenza de género”.
El primer impacto
¿Qué cambia la Ley de Equidad en el trabajo cotidiano? ¿Se adaptarán a las nuevas reglas de juego? ¿Impactará en las contrataciones? ¿Aumentará la perspectiva de género en el tratamiento de la información y de las noticias?
Consultado al respecto, Claudio Martínez, subsecretario de Medios Públicos, respondió que la TV Pública se hizo cargo de la política de género antes aun de que existiera la Ley de Equidad. “Esto tiene que ver con una decisión que tomó la Secretaría de Medios y Comunicación Pública desde el 10 de diciembre de 2019: la de buscar la paridad de género en todos los medios públicos. Esa política apunta a promover, en términos concretos, la paridad en todas las áreas de la gestión”, detalló. Como ejemplos, Martínez cita que en el canal mencionado trabajan la primera conductora de noticiero trans, la primera mujer que comenta partidos de la selección argentina de fútbol, la primera directora de cámara y la primera carpintera.
“En Telam el 39,51 por ciento del total somos mujeres”, dice su directora Bernarda Llorente. Entre las acciones llevadas adelante en la agencia pública se cuentan la capacitación de la Ley Micaela a sus directivos, de la que participaron 80 autoridades de las áreas administrativa y periodística. “Hasta el momento ya 400 trabajadores y trabajadoras de Télam pasaron por esa capacitación y continúa abierta la inscripción”, explica Llorente.
La agencia tiene una editora de género, Silvina Molina, y cada jefatura de sección designó una o dos personas referentes para que funcionen como enlace de la Edición de Género y Diversidades. Todos los cargos jerárquicos están ocupados por mujeres y por primera vez su presidenta es mujer. Además, la agencia tiene un protocolo integral de Prevención y Erradicación de la Violencia Laboral y /o de Género en el ámbito de Télam S.E. que promueve acciones generales para la erradicación de las violencias. “Dichos instrumentos normativos han sido comunicados a todo el personal y ya han sido implementados. En cada caso en tratamiento se efectúa derivación a un equipo especializado que brinda contención, orientación y asesoramiento profesional idóneo”, dice Bernarda.
La cuestión de la paridad, la equidad y la perspectiva de género es también un tema prioritario en las asociaciones gremiales y sindicales de nuestra profesión. Desde la ciudad de Córdoba, Mariana Mandakovic, secretaria general del Cispren (gremio de periodistas de la provincia de Córdoba) y secretaria de Organización de la Federación de Prensa de la Argentina dice que “la Ley modifica muchísimo el trabajo cotidiano porque la perspectiva de género se enriquece cuando hay compañeras y porque cuando hay equidad se proponen las notas y los temas desde otra mirada”.
En los medios privados, la noticia de la Ley cayó como un baldazo de agua fría. Pero podemos atribuirlo al efecto sorpresa. En verdad, la Ley los incentiva y los protege. Nada más. No tiene efectos de censura a la libertad de expresión, ni decide cómo se reparte la pauta oficial, tampoco impone el uso del lenguaje inclusivo ni obliga a contratar a ningún tipo de trabajador privilegiado, como se dijo. Además, cabe señalar que, cuando se refiere a lenguaje a inclusivo, lejos de las críticas que le hicieron que imponía el hablar con la “e”, lo hace en torno a la recomendación de la ONU de 1992 que propone no usar el masculino universal cuando en lo que se está contando hay referencias a otras identidades de géneros.
Ana Torrejón, periodista, ex directora de Revista Claudia, Elle y actualmente directora de L’Officiel valora la Ley que viene a coronar una tendencia en la que como periodista defensora de la igualdad de género y miembro fundadora de Periodistas Argentinas ella hace tiempo viene promoviendo: “En los medios de los que fui y soy referente se implementó la equidad desde sus inicios. Pongo como ejemplo la Revista Claudia, en 1991. Al ser publicaciones de nicho mantuvimos un guarismo de 70/30, siendo el mayoritario integrado por mujeres periodistas. Pandemia mediante, la redacción funciona en modo remoto, por objetivos y contemplando las necesidades personales y familiares de las personas que integran el staff”.
En relación a la nueva disposición, Torrejón señala que “los medios deben ser un reflejo de las demandas y de las realidades sociales. Pluralidad, diversidad, garantizan más República. Resulta indispensable y es urgente la participación equitativa en todas las plataformas para construir una agenda transversal. Las matrículas universitarias y terciarias son elocuentes: la formación no se traduce en presencia”.
Corregir ese desequilibrio es otro de los objetivos, según señala Ana: “La Ley es a favor de las nuevas generaciones. Su implementación visibilizará a los recursos existentes y soslayados por la praxis histórica y se construirán canales comunicativos con texturas socioculturales”.
Teresa Pacitti, directora de los productos gráficos del Grupo Octubre es otra de las profesionales en roles jerárquicos que está a favor de la equidad. De hecho, ya se viene cumpliendo el cupo de género en todos los medios que ella referencia (Editorial Octubre, Caras y Caretas, Planeta Urbano, Latinoamericapiensa, Diarios Z y Pibas con Pelotas) que reciben continuamente talleres de capacitación sobre la Ley Micaela. “La Ley cambia la esencia de nuestra profesión”, evalúa Teresa y avizora: “Las mujeres empoderadas lograremos mejorar desde la calidad de la información hasta buscar el modo de poner punto final a la precarización”.
La cuestión de las violencias en los ámbitos laborales
Otra de las inequidades que busca solucionar la nueva legislación es la del trato igualitario, un punto que, como se vio con los ejemplos del comienzo de esta nota, es una gran deuda pendiente.
En la empresa Turner, de capitales estadounidenses y que tiene señales de televisión como TNT, CNN en español, Cartoon Network y True TV, entre otras, por ejemplo, ya están trabajando en la elaboración de un protocolo contra la violencia de género.
Pero, aunque los medios nacionales siguen de cerca las tendencias de negocios de las grandes empresas internacionales, no tomaban como prioritaria la cuestión de la equidad de género, mucho menos la prevención de las violencias.
Aunque en el mundo de los negocios se sabe que certificar que una empresa es libre de violencias actualmente mejora tanto la reputación comercial como certificar que es libre de humo, sustentable para el medioambiente o responsable con la comunidad, todavía no está fijado en el mindset de los medios privados que la certificación en materia de género es un requisito urgente y necesario que les facilitirá hacer buenos negocios.
Eso que sí ya tienen claro las grandes empresas permanecía todavía en la lista de pendientes, hasta ahora en que la Ley y su incentivo mediante la pauta oficial ponen el tema en status de “un poco más urgente”. “La equidad implica no solamente la paridad en la representación de puestos sino también el trato igualitario”, retoma Claudia Acuña y por eso destaca que ahora tenemos una herramienta vital para cambiar las reglas de juego.
Así, la ley es también una herramienta para luchar contra la violencia que viven nuestras colegas en los medios. Es un símbolo muy importante porque significa que se condena por primera vez explícitamente conductas abusivas con protocolos y medidas de prevención.
Un cambio, sin dudas, que nos beneficia a todo el conjunto de profesionales que buscamos hacer un periodismo democrático, constructivo e inclusivo.