“Estamos preocupados por la escritura de la temporada 2 de El Reino, por este tipo de aprietes como el comunicado de Aciera. Y digo ‘preocupados’ porque el guión lo hicimos 50 por ciento cada uno con Marcelo Piñeyro, eso está claro tanto en el trabajo como en la remuneración. La censura puede ser directa. Pueden reclamar que bajen la serie, pero eso es políticamente incorrecto. Entonces puede funcionar la censura indirecta, esto es, amedrentar a alguien de manera tal que esa persona tenga temor o ‘cuidado’ cuando escriba. ¡Y claro que esto hace mella! ¡Cuántas mujeres dejan de dar su opinión por estas cosas!”. En entrevista con Plaza, la escritora Claudia Piñeiro explica por qué considera que la entidad Aciera (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina) está ejerciendo censura sobre la serie argentina, sobre sus guionistas y en particular sobre ella.
“El reino, producción de Netflix, se estrenó el viernes 13 de agosto. Narra la historia de un pastor cristiano que, en el camino de cometer graves delitos económicos y sexuales, y manipulaciones junto con su esposa —también pastora—, llega a ser candidato a presidente de la Argentina. Los autores de la ficción son Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro, que reunieron un elenco muy popular y reconocido por el público local.
El 18 de agosto, Aciera emitió un comunicado donde condena el contenido de la serie y, entre sus argumentos de rechazo, incluye la militancia feminista de Claudia Piñeiro a favor del derecho al aborto legal, seguro y gratuito (militancia a la que la entidad caracteriza como “encono”).
"Aciera pauta en medios de comunicación, tiene relación con casi todos los partidos políticos y capacidad financiera para presionar. Yo no tengo por qué decir ‘tengo que ser brava’ cuando me están censurando. Tiene que haber un sistema que me proteja. Si se tratara de un guionista no conocido, ¿qué ocurriría?, tendría miedo de escribir ciertas cosas”, dice Claudia Piñeiro.
Lejos de los argumentos de la escritora, la entidad evangélica sostuvo que El reino es “una ficción creada desde la base del odio, con el propósito de generar rechazo social a un colectivo religioso”. Para Aciera, "crear un producto cultural se debería caracterizar por la transparencia y pureza intelectual y creativa, y no por usar la actuación para denostar y fogonear el rechazo social a quienes piensan distinto a quien produce esa obra”.
El comunicado produjo una fuerte réplica de la Unión Argentina de Escritoras y Escritores, Argentores, Multisectorial Audiovisual y Actrices Argentinas, que salieron a respaldar a Claudia Piñeiro y su trabajo. Finalmente Aciera levantó el comunicado de su página.
La única dirigente política de proyección nacional que se expresó contra esta ficción en twitter es la ex diputada nacional Cynthia Hotton, integrante del Frente + Valores. “No somos esto. #ElReino de @NetflixLAT banaliza la fe, nos estigmatiza y ofrende a millones de cristianos. ¿Te animás a decir qué es para vos ser #Cristiano? #NetflixDiscrimina”. Ni el tuit ni los hashtags propuestos obtuvieron muchas respuestas. Quizá porque la base de las iglesias pentecostales no se mueve en twitter.
En una nota publicada el 23 de agosto por el diario Los Andes, el senador provincial mendocino por Cambia Mendoza y pastor de la iglesia Concilio Latinoamericano de New York en Argentina, Héctor Bonarrico, sostuvo que Netflix debería “levantar la serie” o que “deberíamos juntarnos entre todos los cristianos y hacer una denuncia colectiva por calumnias y difamación”. Bonarrico cargó la tintas sobre Claudia Piñeiro al señalar “ignora por completo cómo trabaja una iglesia evangélica” y manifestó “vi un capítulo y medio y la dejé… no la pude ver más. Además, ¿qué se puede esperar de una escritora argentina y de actores argentinos? (…) En un país en el que se quiere meter su ideología en la gente, lo menos que hay es democracia. Hay una imposición de la izquierda y del comunismo en todos lados”.
Otras miradas evangélicas
Roberto González es pastor protestante jubilado de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM). Dice que Aciera representa solamente a un sector de las iglesias evangélicas. Las iglesias protestantes y evangélicas históricas están agrupadas en FAIE (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, entidad que no realizó ningún comentario sobre la serie). Su esposo, Norberto D’Amico, es evangélico y líder laico de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Buenos Aires. Dice D’Amico: “La ICM es una iglesia ecuménica que recibe a todas las personas. Y se originó en el rechazo de todas las iglesias a la comunidad lgbtiq. Es una iglesia radicalmente inclusiva de la diversidad sexual, de género y de espiritualidades dentro del cristianismo”.
Sobre el comunicado de Aciera, Norberto D’Amico manifiesta que “en lo personal me causó un poco de impresión que una federación de iglesias asuma la representación de todos los evangélicos. Me sorprendió la saña con que sale a atacar personalmente y a definir si un producto cultural es arte o no. Existe una estrategia de los grupos fundamentalistas y antiderechos de presentarse como víctimas permanentes por sus valores religiosos. Más allá de que no me interesa lo que diga una ficción sobre las iglesias, entonces, si en una serie aparece una asociación médica siniestra, ¿va a salir otra asociación médica a atacar a los guionistas?”.
Por su parte, en una nota publicada el 22 de agosto por la agencia de noticias Paco Urondo y reproducida por la Agencia Ecuménica de Comunicación en América Latina y Caribe, el pastor evangélico metodista Leonardo Félix manifestó, entre otros conceptos: “Será bueno volver una y otra vez a la honestidad intelectual de revisar nuestras prácticas de vida, nuestros discursos y obras para ver por qué un relato policial bien logrado en su ilación y con el anclaje de ‘fe’ que lo hace mover en sus capítulos, resulta tan trascendente en ciertas partes de nuestra sociedad o bien, tan abucheadas por otras”.
Y encima escribe una mujer
Una ficción presenta un personaje que cumple las condiciones de ser pastor cristiano y al mismo tiempo cometer graves delitos. ¿Se puede inferir que esa ficción pretende representar que todas las iglesias cristianas son organizaciones delictivas?
La defensora del público, Miriam Lewin, opina que “no está justificada la crítica por parte de las iglesias que integran Aciera, porque se trata de una ficción y de un personaje de ficción en particular. Es como si se entendiera que al acusar a un sacerdote católico de abuso sexual, se estuviera acusando a toda la institución a la que pertenece. En esta ficción en particular, se está llamando la atención acerca de cómo, en otros países, algunos pastores participan en política. Ni siquiera se esta refiriendo a cómo un pastor argentino identificable se dedica o ha dedicado a la política. El personaje no existe”.
“Por otra parte –continúa Miriam Lewin— es preocupante que del equipo de guión apunten solamente a una mujer, y que lo hagan porque ha hecho una militancia de la consecución del aborto libre y gratuito. Otra cuestión que preocupa es que, cuando se hace una crítica a un solo integrante de un culto, haya una victimización de todo el colectivo”.
Nicolás Viotti es antropólogo social e integrante de la RED para el Estudio de la Diversidad Religiosa de Argentina. Considera que la nota de Aciera “es de mal tono porque personaliza en Claudia Piñeiro, y de esa manera, al personalizar esa acusación en una mujer y no en todo el equipo que guionó El Reino, confirman los clichés sobre los evangélicos”, por ejemplo la asociación entre clérigos y quema de brujas. “En cambio podrían haber apelado al argumento de que hay un mal discurso público sobre las minorías evangélicas o que, a lo largo de la historia en la Argentina, no han sido comprendidos. Autoconsiderarse perseguidos es un viejo recurso evangélico. Se trata de un ataque a Claudia Piñeiro pero no me parece que Aciera pida censura, porque no reclama que bajen la serie”.
Más allá de los reclamos de Aciera hubo diversas críticas a El Reino por no mostrar una iglesia evangélica pentecostal con los detalles litúrgicos que las caracterizan.
El antropólogo social Nicolás Viotti señala que “no se metieron mucho con el mundo evangélico. Hay elementos que son católicos, como rezar debajo de una cruz o de una imagen y muchas canciones. Cuando aparecen los evangélicos populares, parecen católicos. Cuando tienen que imaginar un progresista ponen algo parecido a un jipi católico”.
Claudia Piñeiro dice sobre estas críticas que “ya recibí mensajes de por lo menos 20 pastores evangélicos que se ofrecieron a asesorarme para hacer mejor la serie. Una cosa es la censura indirecta desde la mala voluntad, pero también puede haberla desde la buena voluntad. Te dicen ‘está bien que esté la serie, pero tienen errores’. ¡Pero si estoy escribiendo una ficción, no un documental! Tengo derecho a inventar una iglesia. Las iglesias evangélicas son bastante diferentes entre sí. Me preocupa y me molesta la censura, pero también es interesante que se haya abierto debate. Lo que no entiendo es cómo pasan casi inadvertidos en este debate otros temas muy serios que trata la serie”.