En el marco de los festejos de los 10 años de la Defensoría del Público, el 4 de mayo tuvo lugar en el auditorio de este organismo el comienzo de una serie de jornadas de debate sobre el pasado, presente y futuro de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), que justamente da origen a la Defensoría. Como si se tratara de una cinta de Moebius, el debate comenzó por el final, o al menos por los acontecimientos más recientes: la etapa en la que bajo el gobierno nacional de Mauricio Macri la LSCA fue recortada.
El libro Restauración y Cambio. Las políticas de comunicación de Macri (2015-2019), editado desde la Universidad Nacional de Quilmes junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) y compilado por Martín Becerra y Guillermo Mastrini desglosa en 12 artículos la herencia que dejó el paso del macrismo por el gobierno nacional en materia de políticas de comunicación.
Para presentar y comentar este libro, en coincidencia con la discusión sobre la parábola de la LSCA que propone la Defensoría, se hicieron presentes lxs periodistas Gisela Busaniche, Sebastián Lacunza y Natalí Schejtman, que además es autora de uno de los artículos. La moderación de la charla la llevó adelante Pascual Calicchio, Secretario General de la Defensoría.
Lxs comentaristas coincidieron en señalar que las transformaciones rápidas y certeras que en materia de comunicación impulsó el macrismo en los primeros meses de su gobierno, en 2015 y 2016, a través de Decretos de Necesidad y Urgencia que modificaban la LSCA, significaron --y aun provocan-- un achicamiento del campo a favor de los intereses concentrados y un retroceso en los derechos de las audiencias y de la misma libertad de expresión.
Menor pluralidad de emisores, homogenización de géneros, resistencia de los medios a cumplir funciones de servicio público, despidos masivos de trabajadores de prensa, autocensura, porteñización, la preeminencia de una línea editorial única, entre otros elementos, dan cuenta de una restauración que buscó retrotraer la historia a un momento anterior a la LSCA (la legislación previa a 2009, que regulaba la actividad, había sido creada por el gobierno dictatorial en 1980).
El diagnóstico que este libro propone representa un escenario desfavorable para el pluralismo y la diversidad informativa. Martín Becerra, compilador y reconocido investigador en el campo de las políticas de comunicación, escribe el artículo introductorio en el que señala la transgresión durante el gobierno de Cambiemos de las normas votadas y discutidas de forma participativa en el período anterior. "¿Se puede integrar el carácter transgresor con la orientación conservadora de las políticas públicas? Sí, se puede, el gobierno de Mauricio Macri es una cabal demostración de ello", escribió el investigador.
La consecuencias concretas de estas políticas en el campo comunicacional son analizadas y relatadas en el libro y fueron puestas en consideración por el panel conformado por Schejtman, Lacunza y Busaniche en la Defensoría del Público. Cómo fueron afectados los medios comunitarios y los medios estatales; los miles de trabajadores despedidos y la precarización del trabajo periodístico; el reparto discrecional y especulativo de la pauta publicitaria oficial; el retroceso de la producción audiovisual local, en particular la ficción; entre otros impactos concretos fueron comentados con datos y relatos de experiencias singulares.
Luego del fervor de los años en los que la discusión sobre los medios de comunicación y su rol en la democracia había saltado el nicho de los académicos y especialistas, cuando la pregunta por qué y quiénes hablan en los medios y qué intereses se juegan en el mapa de medios circulaba en las mesas y en las esquinas, en las pantallas y en los despachos, la rapidez y el modo con el que el macrismo "fue al hueso de la regulación", como señaló Natalí Schetjman, devolvió la discusión a un ámbito enclaustrado, de especialistas o de pequeños grupos, de espaldas a los intereses de las mayorías.
Libros como Restauración y Cambio. Las políticas de comunicación de Macri (2015-2019) y jornadas como las que fomenta la Defensoría son puertas para volver a sacar la discusión sobre la comunicación a las pantallas y las calles, y que vuelva a ser un reclamo y una discusión transversal.