medios, internet y política

Sorry, your browser does not support inline SVG.
05 sep 2022

por Cora Gamarnik

Foto aérea: Rocío Cárdenas

Juego de espejos

Solo faltaba que alguien se animara a apretar el gatillo

La guillotina en la plaza, las bolsas mortuorias colgadas en las rejas de la casa rosada, los memes estigmatizando y humillando, los discursos de odio de líderes políticos legitimados por el voto fueron la antesala del intento de disparo a CFK.

Los discursos e imágenes que circulan socialmente actúan bajo ‘umbrales’ de posibilidad. En cada momento histórico hay cosas decibles, pensables, mostrables, hegemonías discursivas y visuales, argumentos predominantes. Pero siempre hay fisuras, deslizamientos a través de los cuales se cuelan otros sentidos, luchas por imponer nuevos o viejos paradigmas actualizados. Los discursos y las imágenes que circulan en una sociedad ayudan a representar el mundo, producen y reproducen formas de identidad, construye lo real, ponen en valor, clasifican y sugieren, legitiman y en algunos casos hacen actuar. No sólo representan realidades sino que las producen e influyen también en la emoción y en los estado de ánimo social. Es la potencia de lo simbólico.


En los últimos años los feminismos lograron correr los límites de lo posible, de lo decible y de lo visible, pero también en estos años fueron los discursos de la derecha radicalizados con sus imágenes de odio las que corrieron el umbral de lo socialmente tolerable. Lo que circula en la vida de una sociedad nunca es aleatorio ni inocente. Está atravesado por devenires históricos, por normas y roles cristalizados, por pragmáticas y retóricas, por afectos que circulan e imaginaciones que se animan a soñar otra realidad.
Lo decible, lo pensable, lo visible en un tiempo histórico evidencia siempre una lucha. Una recurrencia pero también principios de acción, de cohesión y de reacción.
En cada época hay también saberes comunes: lo que ‘todo el mundo sabe’ y ‘comparte’. Hay cosas que no pueden ser dichas porque no pueden ser oídas socialmente, porque socialmente se establecen límites. Festejar el intento de asesinato a Cristina, lamentarse porque quien disparó el arma no tuvo éxito y decirlo públicamente —en grupos de mensajería, en redes sociales— muestra como se corrieron los límites de la ‘corrección política’, de la buena vecindad.

Festejar el intento de asesinato a Cristina, lamentarse porque quien disparó el arma no tuvo éxito y decirlo públicamente muestra como se corrieron los límites de la ‘corrección política’, de la buena vecindad.

Los discursos dichos desde medios de comunicación relevantes, enunciados desde posiciones de influencia, supuestos prestigios y privilegios, desde lugares de poder y de posibilidad de mayor propagación alimentan microrrelatos y argumentos que se multiplican socialmente.

Manifestación el día después del atentado, Plaza de Mayo. Foto de María Eugenia Cerutti.


Ese juego de posibilidades y tensiones se dio en nuestro país en los últimos tiempos ya no desde los márgenes sino desde lugares centrales de poder (diputados de la nación, jefes de partidos políticos, líderes mediáticos, estrados judiciales). Allí se cruzaron ‘los umbrales’ de lo decible. Y esos temas y esas formas en las cuales se habla en un momento dado producen ‘efectos de discurso’.
La guillotina en la plaza, las bolsas mortuorias colgadas en las rejas de la casa rosada, los memes estigmatizando y humillando, los discursos de odio de líderes políticos legitimados por el voto fueron la antesala del intento de disparo a CFK.
Solo faltaba que alguien se animara a apretar el gatillo.