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12 jul 2022

por Ana Longoni y Cora Gamarnik

Falsos verdaderos

Terror y consenso. Políticas culturales y comunicacionales de la última dictadura

En exclusiva para Plaza publicamos el prólogo de «Terror y consenso. Políticas culturales y comunicacionales de la última dictadura», publicación de la Editorial de la Universidad Nacional de La Plata que reúne investigaciones sobre producciones culturales, educativas y comunicacionales realizadas desde el Estado y la sociedad civil para propagar el discurso oficial durante la última dictadura en Argentina. Escriben Ana Longoni y Cora Gamarnik.

Además del terror

Este libro es resultado de un largo proceso de investigación colectivo* que se propuso reconstruir las políticas culturales oficiales de la última dictadura cívico-militar en Argentina y estudiar las prácticas culturales que acompañaron, apoyaron y/o sostuvieron al régimen militar.

Terror y consenso hace foco en un conjunto heterogéneo de políticas culturales concebidas como dispositivos para construir consensos, buscar apoyos explícitos e implícitos e influenciar a la población. Estudia estrategias que emanaron tanto del régimen como de sectores de la sociedad civil que adhirieron al proyecto ideológico y político del poder militar y produjeron formas de disciplinamiento y control que pueden vislumbrarse en manifestaciones culturales.

Un aporte pionero

Esta publicación retoma y profundiza trabajos de investigación previos que analizaron la doctrina de la “acción psicológica” y la institución de un Estado de vigilancia y represión bajo la Doctrina de Seguridad Nacional, en el marco de la hipótesis de “conflicto permanente” que justificaba su accionar en resguardar el orden y la seguridad interna buscando la construcción de un “nosotros” que operó como la contracara de un enemigo externo que había que combatir. Julia Risler, quien desarrolló su investigación doctoral en el seno del grupo de estudios “Arte, cultura y política en la Argentina Reciente” (IIGG-FSOC-UBA), introdujo en ese sentido una perspectiva pionera y nuevas claves de lectura al pensar la “acción psicológica” en el análisis de las producciones culturales en dictadura, considerando –en la estela de Michael Foucault– que el poder concentracionario no sólo tiene una dimensión destructiva, represiva, que propaga el terror, sino reconociéndole también una dimensión productiva, propositiva, que apuesta por construir consenso y apoyo entre la población**.

La idea de “influir en las mentes sociales” –característica de la teoría de la comunicación denominada de la “aguja hipodérmica”– se apoya en la psicología conductista que sostiene que es posible “inyectar” (de ahí la idea de aguja) informaciones, pautas de comportamiento e ideas en las “masas receptoras”, que las aceptarían como ciertas, verídicas, necesarias.

Con esa hipótesis, las Fuerzas Armadas desarrollaron mecanismos de contrainsurgencia entre los cuales se encontraban las operaciones de “acción psicológica”, constituidas por un conjunto de técnicas, procedimientos y saberes orientados a influir sobre las “mentes sociales” a fin de conducir emociones, imponer comportamientos, y modelar actitudes y valores. La idea de “influir en las mentes sociales” –característica de la teoría de la comunicación denominada de la “aguja hipodérmica”– se apoya en la psicología conductista que sostiene que es posible “inyectar” (de ahí la idea de aguja) informaciones, pautas de comportamiento e ideas en las “masas receptoras”, que las aceptarían como ciertas, verídicas, necesarias. Esa estrategia de “influir en las mentes sociales” formó parte, a su vez, de una política general de poder, en el marco de lo que los militares vislumbraban como una “guerra total” presente en todos los aspectos de la vida, la cual incluía una intervención no sólo militar, sino también política, ideológica y en el terreno de las emociones. Así, a la tradicional “lucha armada” se le sumó la “lucha psicológica e ideológica” en la cual la población civil fue considerada como un blanco u objetivo del accionar militar.

A partir de esta consideración, los diversos capítulos del libro abordan el análisis concreto de mecanismos de propaganda, operaciones de “acción psicológica”, políticas culturales, políticas de censuras y promoción, es decir, un conjunto de prácticas que se propusieron tanto generar adhesiones como imponer un modelo cultural e ideológico centrado en jerarquizar ciertos valores, pautas de comportamiento y normas de conducta. Tales intervenciones no fueron azarosas ni espontáneas, sino que estuvieron planificadas cuidadosamente. A la par de estas políticas públicas o estatales, tuvieron lugar un conjunto de intervenciones por parte de diversos sectores de la población que llevaron a cabo de manera eficaz un proceso de diversificación de los dispositivos de consenso. El régimen militar recurrió a la cultura como espacio privilegiado para la construcción de adhesiones a partir de un modo particular de concebir la relación entre lo simbólico y lo político, un aspecto que ha sido poco estudiado hasta ahora.

Considerar los grises

Desde el grupo de estudio “Arte, cultura y política en la Argentina reciente” venimos investigando y debatiendo desde hace dos décadas en torno a los múltiples cruces entre las dimensiones cultural, artística y comunicacional y la política en tiempos de dictadura y posdictadura tanto en la Argentina como en otras partes de América Latina. Hemos indagado sobre una diversidad de experiencias culturales críticas o antagonistas a las dictaduras, prestando particular atención a los movimientos de derechos humanos y sus prácticas creativas, sus modos de representar y hacer pública la denuncia de la desaparición de personas. Hemos estudiado también las revistas culturales subterráneas, los colectivos de activismo artístico (teatral, cinematográfico), la cultura de rock y los antagonismos juveniles urbanos, los modos en que desde los medios masivos o construyendo reductos más marginales los fotorreporteros encontraron posibilidades de filtrar denuncias al régimen, iniciativas que cruzan creatividad, educación y arte ocurridas en instituciones públicas, entre muchas otras que pueden ubicarse como antagonistas o resistentes al poder dictatorial…

Pilar Calveiro, en su incisivo libro Poder y desaparición (Buenos Aires, Colihue, 1998), al pensar el lugar ocupado por la población civil ante la dictadura, señala justamente la infinidad de matices y grises que no se pueden reducir al par binario complicidad o resistencia. Muy pronto, el concepto de resistencia cultural con el que recurrentemente se había abordado la producción cultural en dictadura se nos hizo insuficiente, un corset que reducía y unificaba un abanico de posiciones mucho más complejas, a veces confrontativas, a veces contradictorias, a veces ambivalentes respecto del poder. Discutimos entonces –a la luz de distintos estudios de caso– la pertinencia de la categoría “resistencia” para subsumir la vasta producción cultural del período, y problematizamos las condiciones teóricas y las operaciones políticas e historiográficas desde las cuales en la llamada “transición a la democracia” se escribieron versiones míticas, en clave “heroica” o “victimizada”, de lo ocurrido.

A lo largo de este proceso de trabajo colectivo comprendimos que hablar en términos absolutos y permanentes de “hegemonía” y de “resistencia” respecto a los actores culturales no permitía dar acabada cuenta de sus prácticas y tácticas para desenvolverse en medio de un contexto represivo, cuyas coyunturas abrieron distintos escenarios donde ensayar alternativas de expresión. Entendimos que más allá de la crítica directa o explícita a la dictadura, debíamos buscar los intersticios a través de los cuales se fueron colando de manera sutil y no siempre evidente, los sentidos y supuestos que subvirtieron los valores dominantes, sean los acordes a las políticas oficiales en materia cultural o los propugnados por la industria cultural. Así, fuimos desgranando imágenes insistentes que conciben la cultura durante la dictadura en términos de un vacío, un campo “aplastado” e inexistente, a causa de la censura, la persecución y la prohibición. Por supuesto que esas dimensiones existieron y produjeron efectos enormes, pero no fue lo único que ocurrió, y considerar todo lo demás complejiza el panorama y matiza la perspectiva.

Entendimos que más allá de la crítica directa o explícita a la dictadura, debíamos buscar los intersticios a través de los cuales se fueron colando de manera sutil y no siempre evidente, los sentidos y supuestos que subvirtieron los valores dominantes, sean los acordes a las políticas oficiales en materia cultural o los propugnados por la industria cultural.

Nos propusimos indagar entonces qué producciones culturales alentó, sostuvo, apoyó o dejó ocurrir la dictadura, corriéndonos de la imagen del puro “vacío cultural” o apagón, para asomarnos a aquellas iniciativas que fueron producidas, alentadas o tuvieron amplia circulación.

La dominación que ejerció la dictadura no fue sólo a través de la parálisis y el silencio que provoca el terror. Fue una dominación física, material, concreta pero también fue simbólica. Generó miedo y represión, pero también en esos años se produjo, se pensó, se construyó, se filmó, se escribió, se pintó y se publicó.

La política cultural basada en un plan sistemático de persecución, censura y represión a un tipo de productos culturales y a sus autores tuvo también una política cultural de “sustitución” de un tipo de cultura por otra. Es en ese campo que este libro hace sus aportes. La censura, las listas negras, las prohibiciones, la tortura y las desapariciones se complementaron con campañas de propaganda a nivel nacional e internacional que involucraban a artistas, deportistas e intelectuales, así como con el financiamiento económico y la promoción de diversos productos culturales y artísticos, en sintonía con los valores morales e ideológicos del régimen. Así también existieron iniciativas culturales artísticas que sobrevivieron (incluso inscriptas en ámbitos públicos) sin ser afines al régimen.

Un enfoque micro, mezzo, macropolítico

Los distintos capítulos de este libro se enfocan desde aristas diversas en la dimensión micropolítica o interpersonal de determinadas prácticas, a la vez que consideran un enfoque general o macropolítico y no descuidan la escala intermedia del análisis institucional o mezzopolítico. Abordan las fisuras y contaminaciones que las caracterizaron, tomando distancia de una valoración en términos de supuestas “incoherencias”, en la medida en que entendemos los posicionamientos en el campo cultural como múltiples efectos de una trama cambiante y compleja en la que inciden diversas presiones: censuras, autocensuras, conflictos al interior del régimen dictatorial, estrategias de decir/no decir, construcción de códigos herméticos o dobles sentidos, de mímesis y simulacros, etc. Las y los autores de este libro se propusieron problematizar el lugar que durante la dictadura ocuparon distintas producciones simbólicas, analizando sus relaciones con la cultura oficial y la industria cultural (sin subsumir en la política cultural promovida por la dictadura a la industria cultural, cuyas lógicas la preceden y exceden), su interacción conflictiva con el conjunto de las producciones culturales y sus lecturas posteriores durante los primeros años de democracia. Registramos y reconstruimos ciertas iniciativas culturales hasta ahora no abordadas y la redefinición de prácticas abordadas desde versiones “mitificadas”, binarias o generalizadoras. Así se incorpora, como dimensión clave, el análisis de las “estratagemas oblicuas”, no frontales contra el régimen, que lograron filtrarse en los intersticios de algunas convocatorias institucionales con producciones cuya lectura puede ser ambigua.

Se abordan aquí casos que incluyen la dimensión comunicacional de la dictadura, agencias y programas de las áreas cultural y educativa, revistas culturales, proyectos cinematográficos y empresas publicitarias que trabajaron para dar credibilidad y apoyo a la dictadura. Se trata de documentar y analizar en esos diversos planos los mecanismos de construcción de subjetividad que posibilitaron que una parte de la población creyera y apoyara los argumentos y planes que proponía la dictadura.

Se trata de documentar y analizar en esos diversos planos los mecanismos de construcción de subjetividad que posibilitaron que una parte de la población creyera y apoyara los argumentos y planes que proponía la dictadura.

Reconocer el lugar estratégico asignado a la dimensión cultural y comunicacional en tiempos de la última dictadura, a través de mecanismos de disciplinamiento, búsquedas de consenso, e incluso la incorporación de elementos contraculturales al discurso dominante, nos permitió considerar las políticas represivas no de manera aislada sino, por el contrario, estudiar cómo se intervino activamente desde el bloque dominante en la esfera de lo simbólico.

Producir archivo, ponerlo a disposición

Muchas veces, la investigación produce archivo, en el sentido de que ubica, pone en valor, contextualiza, relaciona, genera claves de lectura, de documentos que de otra manera quedarían desperdigados o se mantendrían perdidos, casi secretos. Fue condición de posibilidad material de esta investigación que se desclasificaran una serie de archivos de la dictadura, que posibilitaron conocer información sobre el organigrama de dependencias de Estado, políticas públicas, contrataciones y demás datos que hacen al entramado investigado en este libro.

Cabe remarcar que Terror y consenso reflexiona a partir de materiales de archivo hasta ahora no relevados, no estudiados y hasta hace poco tiempo inaccesibles. Para la concreción de estas investigaciones fue crucial la apertura a la consulta y desclasificación de archivos oficiales de los años de la última dictadura. Estas posibilidades de acceso a fuentes documentales acompañadas por nuevas tecnologías para poner a disposición los documentos, brindaron la ocasión de nuevos hallazgos, y siguen permitiendo un potencial de futuras investigaciones para conocer facetas aún no estudiadas de la dictadura militar y sus continuidades recientes sobre todo en el terreno de acción psicológica sobre la población.

En ese sentido, acaba de ponerse a disposición pública, a través de la página www.archivosenuso.org que impulsamos junto a la Red Conceptualismos del Sur, un conjunto de documentos clave hasta ahora prácticamente inaccesibles, que bajo el título “La dictadura argentina y sus estrategias de comunicación internacional: documentación hallada por la Comisión de Memoria Histórica” presenta –por iniciativa de Laura Schenquer, compiladora del volúmen, y Moira Cristiá, autora en esta publicación– documentos vinculados a la contratación por parte de la dictadura de los servicios de publicidad y relaciones públicas de Burson-Marsteller y otros, evidenciando acciones comunicacionales y culturales oficiales proyectadas y concretadas para ampliar y mejorar las relaciones del régimen en el extranjero y en las que participaron figuras destacadas de la cultura, ciencia y deporte.

Un diálogo abierto

En síntesis, los estudios aquí reunidos iluminan una dimensión clave desde la cual la dictadura desarrolló mecanismos de legitimación social y constituyen un aporte para entender cómo, al mismo tiempo que se planificó y llevó a cabo un plan sistemático de represión, desaparición y exterminio, se buscó construir –desde la esfera de lo simbólico– apoyo, reconocimiento y legitimación.

Esperamos que esta publicación prolongue y disemine el diálogo del que partió en su construcción, entre integrantes del Grupo “Arte, Cultura y Política en la Argentina reciente” y otras y otros investigadores que generosamente compartieron sus trabajos y se sumaron al debate colectivo. Se publica –gracias al tesón y la enorme capacidad de articular de Laura Schenquer– luego de años de investigación, pero también de puesta en común y colaboración en las búsquedas documentales, y de discusión y elaboración conjunta de las hipótesis y hallazgos.

*Se trata del proyecto “Cultura, comunicación y ‘acción psicológica’. Políticas culturales y planes oficiales de la última dictadura militar argentina (1976-1983)”, Convocatoria PIP N.º 11220130100123CO, aprobado y financiado por el CONICET.

**La tesis doctoral de Julia Risler fue defendida en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA en 2015, y más tarde reescrita como libro: La acción psicológica: dictadura, inteligencia y gobierno de las emociones (1955-1981), Tinta Limón, Buenos Aires, 2018.

El libro se presenta el miércoles 13 de julio a las 18 hs en el Centro Cultural Borges de la Ciudad de Buenos Aires.